26 junio 2008

MoCA


Además de una opción de Starbucks, el MoCA es el "Museum of Contemporary Art" de Teherán.

En el extremo occidental del parque Laleh está la calle Caragar (creo que significa trabajador, a lo mejor está mal escrito) y a poco de doblar la esquina del parque encuentras la entrada del MoCA. Al verlo te viene a la memoria la arquitectura de Frank Lloyd Wright y el Guggenheim de NY. En aquel momento mis ilusiones estaban desatadas, después de ver como 30 años de olvido habían hecho de un parque maravilloso una explanada donde pasar el rato, esperaba encontrar en el MoCA todo lo que no había encontrado en Teherán. Arte, libertad, intelectualidad... mi gozo en un pozo.

Nada mas entrar se respira ese aire museístico moderno. Espacios abiertos, un pequeño hall y un arco detector de metales (por supuesto apagado). El museo tiene unos fondos maravillosos que estaba ansioso por ver pero actualmente hay una exposición de una mujer (Iran Darroudi) que ocupa toooodas las galerías del museo así que mi gozo en un pozo otra vez.


Con todo me dediqué a ver el museo, la arquitectura es maravillosa, con una rampa central que discurre hacia abajo a un entramado de galerías, alimentadas por luz natural que entra por un monton de claraboyas repartidas por los alrededores del museo y que crecen del suelo en el parque Laleh. Una obra arquitectónica fascinante. Una gestión del museo nefasta.


Decidí visitar la exposición de escultura que tienen en la parte del museo que da al parque. Y cuando ya bajaba los escalones hacia el jardín el barbudo de turno me gritó en farsi y con gestos y ostensible mala hostia me hizo entrar de nuevo en el museo. La exposición de escultura no se puede ver "esculpture nist!" "golestán nist". Mi gozo en un pozo de nuevo.


Frustrado decidí entrar en la cafetería del museo, y al verla un rayo de esperanza cruzó mi interior. Era como todas esas cafeterías museísticas que hay por medio mundo, ordenada, cuca, sistematizada y con mucha luz. Me acerqué a la barra y al momento toda la costra cayó para ver la realidad. Lo que vi es lo que hay, nada mas. Pedí un agua. No había. Algo frio. No había. Cocacola?. No había. Ante mi desesperación el camarero me puso dos hielos en un vaso y lo rellenó del grifo. Solo de ver la cantidad de cuerpos flotando en el agua se me quitó la sed.

Con la satisfacción de haber puesto todo por mi parte salí de nuevo al parque, lo crucé y grité "darbar" al primer taxi libre que pasó por la calle. Un hombre sesentón muy majete me llevó en un periquete a mi casa. Me pidió tres tomanes por un recorrido que habitualmente costaría 4 o 5 así que al darle 4 me obsequió con un "God Bless You".

Subí a casa, me duché y me zampé unos chipirones, con la sensación de haberlo soñado todo.






1 comentario:

Silvia dijo...

llego a Tehran el domingo.... ayayayy despues de ver que el museo es..eso un recuerdo... que pena